Pueden caer solo cuatro gotas pero ya se forma un atasco, hay frenazos, golpes y todos asustados al volante. Conducir con lluvia es una situación más que puede darse al volante y a la que, por tanto, debemos saber hacer frente y controlar sin necesidad de ponernos a temblar, por ello te traemos unos consejos que te podrán ser de gran utilidad el próximo día lluvioso que cojas el coche.
- Revisa los limpiaparabrisas: Las escobillas del limpiaparabrisas pueden chirriar, ensuciar el cristal o, incluso, estar colgando. En cualquiera de estos casos será necesario que las cambies.
- Charcos: Evítalos, nunca sabes lo que puede haber bajo ellos.
- Aumenta la distancia de seguridad: La capacidad de frenado del vehículo disminuye cuando llueve, por lo que es necesario aumentar la distancia de seguridad ya que necesitaremos más metros para detenernos.
- Controla los neumáticos: El agarre disminuye cuando llueve por lo que, si ya hay que esta pendientes de ellos siempre, es fundamental prestarles una atención especial en los días de lluvia.
- Suavidad: Olvida cualquier movimiento brusco al volante cuando llueve.
- Enciende las luces: En los días de lluvia disminuye la visibilidad, por lo que es recomendable usar las luces para ver y que te vean bien.
- Aquaplaning: Cuando hay mucha agua acumulada el vehículo puede perder por completo la adherencia a la carretera. Levanta el pie del acelerador y no frenes ni hagas movimientos bruscos en este caso.
Es muy importante que no te confíes si todavía no ha empezado a llover bruscamente, recuerda que las primeras gotas se mezclan con la grasa y polvo de la carretera haciendo disminuir la adherencia del vehículo mientras que, si llueve mucho, la carretera se limpia y el neumático vuelve a agarrar mejor.