El funcionamiento del sistema de frenos de nuestro vehículo se basa en la Ley de Pascal, un principio físico de no compresión de los líquidos que se traduce en que cuando presionamos el pedal de frenos, esa presión se transmite hacia las pastillas de freno mediante los pistones de los calipers.
El líquido se encuentra compuesto por etil-glicol y es higroscópico, por lo que con el uso y paso del tiempo su tendencia es la de absorber humedad y a degradarse, por lo que es muy importante darle un mantenimiento adecuado. Tiene además características que le hacen resistente al calor con un punto de ebullición elevado, por lo que en caso de presentarse la humedad en cierto porcentaje, pierde cualidades y es capaz de generar gas dentro del sistema de tal modo que si esto sucede provocaría que el pedal del freno se vaya más profundo de lo habitual con la sensación de que nuestro auto no se detiene.
¡Mantén tu líquido de frenos en buen estado!